jueves, 25 de febrero de 2010



Seguramente, a Zlatan Ibrahimovic le ficharon
para esto. A pesar de lo que se decía de él en Italia, le ficharon para decidir partidos complicados, perros y europeos. Y si era en Champions, mejor. Y ayer salvó los muebles con un gol de oro en la máxima competición continental. Un tanto que le abre al Barça las puertas de los cuartos de final de la Champions.

Y eso que decían en Italia que el sueco era de esos jugadores que cuando sonaba el himno de la Champions se ivan valiente madrid ivan valiente madrid arrugaba. Pues bien, ayer en el día nacional del arrugamiento del Barça, en el que nadie estuvo a su mínimo nivel, tuvo que ser Ibrahimovic el que mantuviera a flote al equipo en la máxima competición europea.

En medio de un páramo de juego, Ibrahimovic cazó un balón que supuso el tanto del empate que le abre las puertas de la esperanza de cara al partido del Camp Nou y ante el desierto estadístico del equipo, los números de Zlatan, que son modestos, no dejan de ser los mejores del equipo.

Tres veces remató a portería el sueco. En la primera la paró Lehman; en la segunda, producto del rechace del portero alemán tras el primer disparo, anotó el gol del Barcelona. El tercer remate del barcelonista entre los tres palos lo sacó con la mano de manera escandalosa el defensa Molinaro, que aparecía en todas partes. Si no llega a ser por esa trampa del defensor del Stuttgart, Ibra se hubiera ido a dormir con dos goles en su haber.








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